A raíz de un tweet de mi querido amigo @antoniosanudo he decido averiguar algo más sobre el concepto de conciliación familiar y las últimas propuestas que estaban pendiente de poner en marcha y que han sido aplazadas (de nuevo) por el gobierno de Rajoy.
Se entiende por conciliación familiar la posibilidad de distribuir de forma racional el tiempo entre el ámbito laboral, familiar y personal. Y durante mucho tiempo se viene trabajando en ganarle cierto espacio al tiempo dedicado a la empresa para dedicárselo a la familia y a uno mismo. Hasta aquí todo perfecto. Sin duda la vida es mucho más que el trabajo, por mucho que éste sea una componente fundamental de la misma.
Profundizando aún más en los beneficios de esta conciliación, aparece como una reivindicación muy importante el hecho de que el hombre se implique mucho más en las tareas del desarrollo de la familia y mantenimiento del hogar. Es decir, que se aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid para reclamar algo que es de justicia, pero que poco tiene que ver con el tiempo dedicado al trabajo, si lo comparamos con el tiempo que la mujer también le dedica al mismo.
En cualquier caso, según este objetivo, se propone un incremento del permiso de paternidad de 2 a 4 semanas para facilitar que el hombre pueda dedicar más tiempo a la familia y al hogar, igualando de esta forma las responsabilidades de éste con las de la mujer.
Y es aquí donde me pierdo y dejo de entender lo que se propone y empiezo a estar en desacuerdo. Creo que este incremento del permiso de paternidad es inútil para conseguir el objetivo que se propone y contraproducente para la situación de la economía española en el contexto actual. Dos son los motivos que me llevan a esta discrepancia:
- Creo necesario reflexionar con calma si el mejor camino para que un hombre se implique más en la tareas familiares y del hogar se va a conseguir con dos semanas extras de vacaciones. Creo que no escapa a nadie que estamos hablando de algo que es mucho más profundo que el tiempo disponible de una persona. Esa implicación solo puede arrancar desde los valores que se construyen en la educación recibida desde la infancia y además se transmite de generación en generación. Somos lo que hemos aprendido a lo largo de muchísimas generaciones. Y por tanto, estoy totalmente convencido que por dos semanas extras de vacaciones no se va a conseguir cambiar la cultura y los valores de los hombres de nuestro país.
- Asumiendo por tanto que la medida no va a conseguir su objetivo y considerando que su coste estimado son 200 millones de euros adicionales directos para las arcas del estado (sin contar costes indirectos en las empresas), no parece el momento más idóneo para poner en marcha la medida. Desafortunadamente nos estamos dando cuenta que nos han construido un estado del bienestar que no podemos pagar. En consecuencia, si queremos mantenerlo al menos en parte habrá que trabajar en ajustar sus costes al nivel que realmente nos podamos permitir (nos guste o no). Es de sentido común por tanto no avanzar en incrementar gastos en este momento antes de identificar los costes actuales, priorizar los componentes en función de las necesidades más críticas y finalmente construir un nuevo presupuesto sostenible en el tiempo.
Por tanto, me parece totalmente acertado que se haya decidido posponer la medida hasta comprender mejor si la medida es realmente efectiva para sus objetivos y al mismo tiempo saber si nos la podemos permitir.